El modelo romántico que culturalmente se impone en nuestras
relaciones afectivo-amorosas especifica cuáles son las características que han
de sentirse cuando nos encontramos en ese estado que denominamos de “enamoramiento”.
El significado de éste es construido e interiorizado en el seno de nuestra
cultura, reproducido por los medios de comunicación y legitimado por las
instituciones patriarcales. A pesar de la potencia que alcanzan las
justificaciones biológicas que naturalizan este aspecto de nuestra cultura, es
fácilmente desmontable desde la teoría social y antropológica, que nos
demuestra desde la ciencia cómo amar depende del contexto histórico y
cultural-social.
¿Qué sentimos cuando nos enamoramos? Damos un paseo por los
foros y estas son las respuestas que nos encontramos:
* Enamorarse como un motivo para vivir, en felicidad y plenitud.
* Enamorarse como objetivo vital; dependencia emocional; idealización de la otra persona; sensación mágica, de cuento.
* Enamorarse es estar en las nubes
* Enamorarse como pérdida de identidad
* Enamorarse como "sentir mariposas en el estómago" y "sentirse una persona completa"
Estos “síntomas” que describen las participantes del foro se
corresponden perfectamente con las características del amor romántico que prima
en nuestras sociedades. Pero… si el amor es una construcción social-cultural,
¿de dónde salen estos sentimientos?
Un ejemplo que puede ayudarnos a comprender este hecho es “el
mito de la media naranja”. Con sus orígenes en los discursos de Aristófanes en
el Banquete de Platón, el mito de la media naranja se presentaba como una
respuesta de los dioses para controlar a “los hombres”. Siglos después,
continúa con fuerza, adaptándose a los tiempos y utilizando nuevas herramientas
para su reproducción, calando en nuestra persona tan naturalmente como el deseo
de “los hombres” en el mito de Zeus en busca de su otra mitad.
En la actualidad, pensamos el mito de la media naranja como “la creencia de que elegimos a la pareja que
de algún modo “tenemos” predestinada y que, en el fondo, es la única elección
posible” (DETECTA,
2011). En definitiva,
responde a la falsa creencia de la existencia de “un amor verdadero
predestinado”.
¿Qué piensa la juventud sobre esto? Veamos.
(DETECTA, 2011)
Datos como estos confirman la persistencia de este mito y,
junto con otros mitos, configuran el modelo de amor romántico, uno de los
pilares de la violencia machista.
¡¡CUIDADO!!
¿Del amor romántico a
la violencia machista?
La violencia machista en la pareja no responde a actos fortuitos
que se producen porque sí; son la progresiva respuesta machista de la
interiorización de unas determinadas pautas para resolver un conflicto mediante
la violencia; ésta es voluntaria y, en ningún caso, producto de agentes
externos.
El amor romántico no es la causa de la violencia machista, ya que es éste, el machismo, quien mata,
agrede, maltrata… Sin embargo, se apoya en unos pilares básicos, entre los que
destacamos el amor romántico como su principal.
Cuando identificamos el amor con la exclusividad, la
dependencia, la propiedad, la pérdida de identidad, la pérdida de control sobre
nuestros actos, la idealización, etc. Y nos topamos con la realidad (las
personas no somos perfectas y el amor romántico es caduco), ocurre el desengaño
y, en ocasiones, también la violencia. Otras tantas, el amor silencia la violencia
contra las mujeres, la justifica y la mantiene. Veamos qué opina la juventud de
esto.
(DETECTA, 2011)
Quien bien te quiere te hará llorar.
Pues yo no pienso de esa manera.
El cine, la televisión o la música son herramientas muy
potentes en la reproducción de los mitos del amor romántico. Cuando además el
mensaje esconde la violencia de los simbolismos patriarcales o justifica en
nombre del amor cualquier acto de maltrato o violencia estamos ante un altavoz
del machismo que, sin duda, perjudica el camino hacia la igualdad entre las
personas.
Aquí podemos
ver algunos mensajes positivos que contribuyen a la erradicación de los mitos
del amor romántico, en contraposición de
la cultura dominante patriarcal.
Poemario NUNCA FUI UNA
PRINCESA DISNEY. ISABEL SERRATO
Cuento LA CENICIENTA QUE
NO QUERÍA COMER PERDICES. NUNILA LÓPEZ SALAMERO Y MYRIAM CAMEROS SIERRA
Videoclip POR SER TÚ MUJER. Canteca
de Macao
"Las medias naranjas
tendrán solo un medio camino"
Miguel Menassa